Con toda esta polémica nos hemos quedado un poco estancados en esta dura etapa postmeteorítica, es hora de avanzar aún más en el tiempo. De nuevo tenemos a los ponis y a los cruentos anacardos enfrentados, en esta ocasión los ponis bacterianos tienen la batalla ganada debido a su ingente número, sin embargo las cosas no son tan fáciles como pudiesen parecer. En uno de los meteoritos, junto con el polvo cósmico, viajaba un ser extraterrestre que yo y mi grupo de sabios hemos decidido llamar el osobuco titánico-caseínico. Se trata de una especie de pequeña pantorrilla de ternera de apariencia metálica que está en realidad formada por una aleación de titanio y crema de queso de Valdeón. El osobuco es un ser especial, en realidad no es un ser vivo sino un instrumento enviado por una civilización asentada en una lejana galaxia para espiar a los ponis. El osobuco es especial porque tampoco es un ser completamente inerte, está lleno de sensores fotovoltáicos que capturan información sobre los ponis y la envían mediante fax telepático a su galaxia, pero en contacto con el zumo de moras la crema de queso de Valdeón reacciona haciendo transformarse al osobuco en un hongo gigante y malévolo con forma de trucha asalmonada que puede digerir 471.487 ponis cada 4.98 segundos. Una vez desaparece el zumo vuelve a su actividad espía. Estremecedor ¿verdad?, pues por desgracia es un hecho completamente seguro.
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Hace 5 años