En pleno apogeo de la nueva era del poni comienza a ocurrir algo inesperado en nuestro planeta,la superpoblación de simbiontes alcanza cotas inesperadas, comienzan a formarse inmensos lagos de zumo de moras que se evapora rápidamente formando un gas invernadero que está haciendo que la temperatura terrestre se eleve a razón de 0.0345ºC cada 235 días y 3 horas. El calor hace que cada vez se evapore más zumo y el efecto invernadero sea cada vez mayor, sólo los ponis mejor adaptados sobrevivirán gracias a las ranas dardo que cubren su superficie con sus húmedos cuerpecillos venenosos y cuentan chistes de Chiquito para ayudarles a sobrellevar el sofocante calor. Surge una nueva especie fruto de la asociación ya existente entre ranas y ponis que se hace aún más estrecha: el ponidardo de la calzada. Se trata de un poni hipertóxico de piel húmeda y coloreada con una peculiar forma de andar y que ha adoptado la capacidad de decir: no puedorrr, ere un fistro sesuarr!, por algún motivo que nos es aún desconocido, esto hace más llevadera su sofocante existencia. La temperatura en la Tierra alcanza cotas impensables, llegando a los 163,245º un 15 de julio, día en que sólo 723 ponidardos de la calzada sobreviven en lo que antes era Memphis (Tenessee), lugar en el que se ha generado un particular microlima menos arduo. En ese momento álgido de calor extremo los polos acaban de derretirse por completo y ocurre lo inesperado, la evaporación del agua de mar es tan intensa que se forma una enorme masa de nubes que impide la llegada de más radiación solar, con lo que el calentamiento se frena y comienza a llover a razón de 550 litros por metro cuadrado, estará lloviendo durante 12987 días y 12986 noches. Es un diluvio universal.
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