martes, 10 de junio de 2008

LA ERA DE LA PAZ

Los ponidardos de Seattle emprenden una marcha desesperada en busca de agua para rehidratar su piel de rana dardo, pero Asia está lejos y su orientación es pésima. En su búsqueda desesperada comienzan a adaptarse a la sequedad y su piel tóxica y anfibia comienza a transformarse en una escamosa piel reptiliana, sus constantes chistes comienzan a perder su gracia inicial. El ponidardo se transforma en un triste reptil: el ponisaurus antipatico. Vaga por los extensos desiertos terrestres buscando algún charco en el que saciar su sed. En cierta ocasión, un grupo de ponisaurus halla lo que parecen los restos de un submarino nuclear en mitad de una amplia llanura desértica, de nuevo vuelven a enfrentarse los eternos rivales: ponis y anacardos, pero en esta ocasión los anacardos son invencibles, gracias a la constante ingesta de kefir han alcanzado la inmortalidad, además los ponisaurus, aunque muy agresivos, carecen de zumo de moras o piel tóxica con la que defenderse de los terribles frutos secos. Parece que la batalla final está servida, sin embargo ocurre algo inaudito, los anacardos se muestran hospitalarios e invitan a los ponisaurus a compartir su kefir y sus comodidades, la ingesta de kefir los ha transformado en seres pacíficos y ha anulado sus antiguos ideales autoritarios. Los anacardos pasan el día meditando y escribiendo haikus, por primera vez en la historia de la Tierra, ponis y anacardos viven en armonía.

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